domingo, 3 de abril de 2011

¿La Web 3.0 sigue a la Web 2.0?

Fotografía: Álvaro Tercero
El 29 de marzo de 2011, Emiliano Treré y Veronica Barassi analizaron en la Universidad Rey Juan Carlos de Fuenlabrada las diferentes etapas de desarrollo que ha tenido la Web a lo largo de los últimos años. Pero dicho desarrollo no siempre está ligado al uso que se hace de las posibilidades que ofrece, por lo que también mostraron sus investigaciones con respecto a esto.

Una portada de la revista Time decidía el nuevo hombre del año con una sola palabra: "You". Así se refería a los usuarios informáticos, que ahora son los que tienen el poder.

Tim O'Reilly, fundador de una editorial que lleva por nombre su apellido, fue quien introdujo el término de Web 2.0, que se diferencia de la anterior a través de una arquitectura de participación. Pero este es un concepto que todavía tiene que definirse desde múltiples puntos de vista diferentes.

Aunque pueden existir grandes ventajas, el factor negativo de la Web 2.0 reside en que a través de ella se están regalando datos personales que más tarde pueden ser utilizados como método de control. De este modo, aunque en un primer momento parecen gratuitos, al final ese es el precio que se debe pagar.

Por otra parte, los usuarios pueden llegar a crear comunidades mediante su participación al convertirse en prosumers: consumidores que también producen contenidos. De esta forma adquieren un modo de expresión a un nivel antes imposible.

Entonces, la Web 2.0 tiene dos extremos: la explotación y la participación. La realidad suele situarse en un punto intermedio, ya que ni el control es tan exhaustivo ni la aportación de contenidos tan habitual por todos los usuarios.

Pero la Web 2.0 también ha cambiado el modo de entender este panorama. Al haberse superado la cantidad de información existente, lo más importante ahora es la capacidad de interpretar tantos datos.

Un error común procede de la falta de definición de la Web 1.0, 2.0 y 3.0. Mientras que la primera se caracteriza por ser más cognitiva, la segunda pasa a ser más comunicativa, y la última consigue llegar a ser cooperativa. Existen numerosas críticas al papel que desempeña cada una de estas variantes.

En cuanto al estudio realizado, Treré y Barassi han visto que la Web 2.0 favorece la movilización estudiantil. Concretamente se han centrado en las que se producen en Italia. Aunque la Web comunicativa a veces no se utiliza demasiado, como es el caso de Facebook en su ejemplo, esto se debe a que la verdadera movilización sigue estando en la calle, utilizando esta herramienta solamente para informar, y no para debatir. Para eso ya se emplean los teléfonos móviles y los correos electrónicos.

Una frase anecdótica que utilizaron y que resulta interesante es la siguiente: "Zero comments". Con ello definieron la realidad que existe en la inmensa mayoría de blogs: los lectores no crean casi nunca comentarios. Aunque existe la posibilidad, no se hacen debates fomentados por la lectura. Esto hace pensar que la mayoría de los lectores son pasivos, sin llegar al nivel de prosumers.

Por lo tanto, existe una gran diferencia entre la existencia de una tecnología que pueda utilizarse para un determinado fin, y la apropiación que después tenga cada usuario para utilizarla. Esto explica el fracaso de algunos proyectos de gran envergadura como Google Wave, que prometió revolucionar la comunicación pero apenas llegó a ser comprendido por el público.

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