jueves, 24 de marzo de 2011

La democracia digital

El voto por Internet sería posible,
pero... ¿Beneficia a la democracia?
En cualquier sistema democrático, el periodismo es uno de los pilares que deben garantizar su buen funcionamiento, ya que aporta transparencia a la política con respecto al ciudadano. Pero las nuevas tecnologías pueden hacer pensar en una nueva manera de llevar a cabo la democracia.

Hasta ahora, el ciudadano tenía tres formas de entrar en contacto con el sistema democrático: los medios de comunicación, los partidos políticos y los movimientos sociales. Sin embargo, el contacto que tenía no era directo, sino que pasaba por el filtro de esos medios. Así, esta mercantilización de la comunicación política democrática da lugar a una crisis, en la que se producen diversos distanciamientos.

  • Déficit democrático, en el que hay un distanciamiento entre políticos y ciudadanos.
  • La democracia se centra en los medios, espectacularizando el periodismo al darle más peso, por ejemplo, a las disputas entre los políticos que a las ideas que defienden.
  • Malestar ciudadano, derivado de lo anterior y de una sensación de impotencia frente a ello.
Parece necesaria la adopción de nuevas formas que aproximen la política, que presenten la información de manera más directa, y que le otorguen al ciudadano una mayor participación. Pero, ¿hasta qué punto?

La democracia siempre ha tenido un referente claro: el ágora griega. El escaso número de ciudadanos que eran considerados como tales, y que por lo tanto tenían voto, hacía posible que las decisiones no se tomasen a través de representantes, sino de manera directa. Este sistema, por tanto, no se podía desarrollar hasta hace poco tiempo sin la intervención de intermediarios, ya que de otra manera no sería sostenible. El dilema surge con la posibilidad de desarrollar a través de Internet una democracia directa.

El único problema que, en principio, puede suponer esta medida es la falta de participación de quienes no tienen acceso a la Red. No obstante, la brecha digital podría no suponer un obstáculo si se instalasen dispositivos de fácil utilización en algunos lugares públicos de cada población. Pero antes de cambiar esto, habría que valorar los aspectos positivos y negativos que podría aportar.

Si cada individuo pudiese decidir cada medida a tomar, podría parecer que el resultado sería más justo. Pero no todo el mundo tiene el mismo nivel de conocimientos ni la experiencia necesaria para saber qué hacer ante muchas situaciones. Seguramente, quienes estén más especializados en un determinado asunto podrán aportar una mejor opinión que alguien lejano al asunto. Además, el resultado final sería único, perdiéndose la actual capacidad de alcanzar acuerdos que acerquen diferentes posturas.

Tanto los medios como los políticos siguen siendo imprescindibles. No obstante, la relación que deben tener con el ciudadano debe cambiar. Un posible modelo diferente al actual y al de democracia directa podría adoptar lo mejor de cada uno. En este sistema híbrido, cada persona tendría que estar adscrita, que no afiliada, a un único partido en cada legislatura. En las elecciones, el voto sería sustituido por dicha adscripción, resultando ganador el partido político, o una coalición entre varios, que más miembros tenga. La postura que después adoptarían en el parlamento sería decidida directamente por la parte de la población que lo componen. Esto eliminaría las desventajas de la democracia directa pura, aunque es cierto que también pondría en peligro el secreto de voto o la libertad de pensamiento.

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